De repente la veía como si la conociera de años, como si fuera el más grande amor que jamás haya tenido; Queríamos tocarnos y expresarnos físicamente todo lo que sentíamos y emanábamos, y en efecto, así sucedió.
Fue un momento mágico, y la sensación de sentir su cuerpo junto al mío, apropiándome de cada parte de su suave y blanca figura, mientras nos movíamos a un ritmo que jamás había vivido era inexplicable; Un ritmo que aceleró mi corazón al punto de no querer parar y desear que no hubiese un final, hasta que de pronto la habitación se estremeció, un silencio rotundo invadió el lugar, y nuestras respiraciones se cruzaron, y simplemente, caímos uno al lado del otro, en la cama, sin emitir sonido alguno.
Al día siguiente desperté, aún con la sensación de placer, que era evidenciada por un levantamiento justo en el medio de la sabana que me cubría; pero estaba solo; No había nadie más.
- No tome anoche – fue lo primero que pensé – Todo fue real, estoy seguro.
Y así poco a poco, mi seguridad se desvanecía; A pesar de que las imágenes y las sensaciones eran claras, y que recordaba exactamente cada segundo del tiempo que estuvimos juntos.
De pronto suena mi celular, (y si, con el sonido más común que puede haber… ¡Trilili Trililin! Pues, hace 3 años me robaron en un transporte y aún cargo un teléfono prestado).
Contesto precipitadamente, y la escucho, aquella voz de acento extranjero que me hacia alucinar, y que utilizando pocas palabras y aún yo, sin entender mucho, se excusa por la desaparición repentina, y el alejamiento momentáneo.
Verdaderamente fue un momento que nunca pude olvidar y que me dejo marcado; Luego de esto, salí con unas 7 personas durante el resto del año, y a pesar de todo, nunca pude repetir aquella sensación vivida en año nuevo, y que poco a poco iba olvidando.
Durante las vacaciones de verano, me encontraba soltero, pero disfrutando cada salida nocturna como si fuera la última, y para ser sincero, había olvidado por completo aquello que habría pasado 6 meses atrás; Hasta que una tarde calurosa escucho, “Trilili trililin”, y atiendo de forma precipitada, reviviendo aquella única noche en la que me sentí dueño del mundo, en la que sentí que no hacía falta más, pues lo tenía todo. Y ahora estoy aquí, preguntándome si algún día volverá a llamar, “tan malo no soy”, pienso yo.
¿Y qué les dije? Me llamó. Quedamos en vernos en un sitio que ni yo mismo conozco, y por ende tú tampoco, un sitio donde ni el mejor chofer podrá llegar, y será nuestra aventura, que después se podrá relatar.
Agradezco sus criticas, sugerencias, benevolencias y comentarios ;)
Atte: Bastardo R. Gustavo J.